Desde mediados de mes, venimos oyendo noticias sobre una caravana de migrantes que se desplaza desde Centroamérica hacia el norte. ¿Objetivo? Llegar a México o Estados Unidos con el fin de mejorar las condiciones de vida que «sufren» en sus países de origen, azotados por la violencia y la pobreza.

La caravana

Al parecer al principio se preveían unas 160 personas. Pero no contaban con el efecto llamada que se iba a producir luego. Superando claramente las previsiones, la caravana se inició con unos mil hondureños que se congregaron en el punto de partida. A ésta se le unió otra, también de otros tantos, que salían de Guatemala. Y una semana después, se sumaban al éxodo otros grupo considerable de salvadoreños. Según Naciones Unidas, un grupo de casi 7.000 migrantes, que en muchos casos viajan familias enteras. De ellos, aproximadamente un 25% serían niños, según el director de Save The Children en México.

El recorrido

Pero el recorrido es duro y el éxodo muy largo, y esto… pasa factura. Algunos, los más, hacen el camino a pie, otros en tráiler, en camionetas, o en moto… pero a pesar de ello, y de viajar todos juntos, el camino no está exento de peligros, que los hay. A los riesgos de la carretera hay que sumarle otros. Una vez cruzan las fronteras, pasan a quedar en clandestinidad pues no tienen documentos. Y ahí no queda la cosa. Los traficantes de drogas y personas están al acecho, para meterlos en el negocio a la fuerza o secuestrarles contra su voluntad. Un auténtico drama que sufren personas, inducido por otras personas y que tristemente, se repite en muchas partes del mundo.

Sin embargo, y pese a lo peculiar de este caso concreto, no es la primera vez que estas caravanas se lanzan al éxodo. Lo que pasa es que esta vez han logrado situarla en el punto de mira internacional principalmente por la forma de organizarse. Bueno, y porque con su actuación han logrado desafiar al propio presidente de EEUU. Y es que esta vez, ni las amenazas de Trump a sus países de origen, ni a ellos mismos con colocar patrullas fronterizas han logrado frenar el avance de la caravana hacia su tan ansiado destino.

El propósito del despropósito

Esta mañana nos hemos levantado con la noticia de que Trump ha enviado a 5.200 soldados a la frontera, que se unirán a los 2.100 que ya había enviado en abril para detener la caravana y que no cumplan su objetivo.

Un despliegue, a mi juicio desorbitado y, en este caso, oportunista. Y es que, la caravana está todavía muy lejos de EEUU. Es más, es muy probable que los migrantes finalmente decidan quedarse en México. Sin embargo, está convirtiéndose en la excusa perfecta para militarizar la frontera ya que, a menos de una semana de las elecciones, le viene que ni pintado para seguir sosteniendo y defendiendo su, por todos conocida, política antiinmigración.