Hoy se conmemora en todo el mundo el Día Internacional de la Enfermería. Un día, una profesión, una labor, que cobra más relevancia si cabe en estos momentos, debido a la situación de emergencia mundial que vivimos por la expansión sin freno del COVID-19.

Una labor, que más allá de los aplausos de cada tarde en calles y balcones merece un “sonado” reconocimiento. Reconocimiento que desde este pequeño rincón se me hace un minúsculo grano de arena para unas personas que en estos últimos tiempos han expuesto sus vidas, arriesgándolas por las vidas de otras. Una profesión, que ha luchado y sigue luchando sin descanso en primera línea de batalla contra ese enemigo silencioso que nos acecha. Un día, más que oportuno, para poner de relieve la vital importancia del enfermero. Pero también, un día para gritarle al mundo la precariedad laboral a la que se enfrentan a diario y la escasez de medios y recursos con los que cuentan para protegerse y que se han hecho tristemente visibles durante esta crisis.

El Día Internacional de la Enfermería

Este día surgió con el fin de poner en relieve y rendir un merecido homenaje a todos los enfermeros y enfermeras del mundo. Unos profesionales, ante todo seres humanos, personas comprometidas, empáticas y amantes de su profesión que, como digo, llevan a cabo una encomiable labor pocas veces reconocida.

Por otra parte, la elección de la fecha para conmemorar el Día Internacional de la Enfermería tampoco deja de tener su relevancia. Pues fue un 12 de mayo el día en que nació Florence Nightingale, la que se considera hoy como fundadora de la enfermería moderna. Una mujer extraordinaria que se convirtió en enfermera voluntaria para asistir a los soldados en batalla durante la guerra franco-rusa, en 1854.

Su labor, en aquel momento constituyó toda una hazaña revolucionaria. Con la ayuda de 38 enfermeras más, a las que reclutó para ofrecer asistencia sanitaria, logró importantes resultados en cuanto a la mejora y recuperación de los heridos y a la significativa reducción de la tasa de soldados fallecidos por falta de condiciones higiénicas y de atención sanitaria. Unos logros con los que se convirtió en una verdadera leyenda y que le valieron el apodo de “Ángel de los tullidos” o “La dama de la Lámpara”.

La Enfermería en España en tiempos de Coronavirus

En un día como hoy, en que media España parece que avanza lenta y progresivamente hacia la desescalada y recuperación de la crisis coronavírica, los enfermeros y enfermeras agradecen el homenaje diario en forma de aplauso unánime. Un sonado reconocimiento de la población a su labor que para ellos constituye un cálido abrazo y les impulsa a seguir adelante. Sin embargo, reivindican un reconocimiento y un compromiso real por parte de las instituciones hacia la sanidad pública y sus profesionales.

En pleno frente de batalla, hemos querido recoger algunos de sus testimonios. Sin lugar a dudas, su sentir se plasma en sus palabras…

«No hemos tenido ni lo más básico como eran los Equipos de Protección Individual (EPIs) y la consecuencia ha sido que muchas compañeras y compañeros han enfermado en el ejercicio de su profesión o lo que es peor, han fallecido»

«Nos hemos visto obligados a trabajar en circunstancias que son muy penosas»

«No somos héroes. Nuestro trabajo es cuidar al paciente, lo único que pedimos son medios para hacerlo en condiciones»

Sobran las palabras…

Les dejamos con un corto documental grabado y dirigido por Álvaro Laforet: “Cambio de Turno”. Una pequeña muestra de apenas siete minutos que muestra historias, vivencias, sentimientos… en primera persona de enfermeros y enfermeras que se juegan la vida a diario en algunos hospitales de Barcelona. Sólo una pincelada de esos seres humanos entregados que trabajan a diario y sin descanso en primera línea, plantando cara a la pandemia, salvando vidas… aún a riesgo de las suyas.