Hoy se conmemora el Día Mundial de la lucha contra el cáncer de mama. Un tipo de cáncer que se ha convertido en el más frecuente entre las mujeres. Los hombres tampoco están exentos, pero en una bajísima proporción frente a ellas. Y en este día, más allá de diferencias, La Mirilla Contenidos quiere sumarse humildemente a esta «celebración».

Y sí, digo bien, celebración. 

Hace unos 40 o 50 años atrás, las palabras «cáncer de mama» eran sinónimo de muerte. El escaso conocimiento de la enfermedad condenaba a las pacientes a una sentencia dolorosa irreversible. Hoy afortunadamente, podemos decir que han cambiado las cosas. Los avances científicos en el estudio de la enfermedad durante las últimas décadas y la investigación sobre las mejores terapias aplicables a cada caso nos dibujan un panorama altamente distinto. Ya esas palabras cuasi tabú no son sinónimo de muerte. Hoy día estamos ante una enfermedad en la que en un alto porcentaje de los casos se cura. Y si no se cura, se convive con ella con una mejora notable en la calidad de vida de las pacientes. ¿Es o no es para celebrarlo?

Ciertamente lo es. Y por eso es necesario este día conmemorativo. Principalmente para sensibilizar a todos sobre la importancia de la detección precoz. Algo que se ha convertido en el pilar fundamental en la lucha contra esta enfermedad. Sólo ella contribuirá a mejorar los pronósticos e incluso la supervivencia en los casos de cáncer.

Desde aquí nuestra «humilde», insisto, aportación a este día. Unas letras sin más pretensión que la de tender una mano a todas esas mujeres (y hombres) que la padecen. Pero también desde estas mismas letras nuestro más profundo reconocimiento y agradecimiento a todas aquellas personas, investigadores, equipos médicos, familiares, cuidadores, voluntarios,… que viven y conviven a diario con esta enfermedad y quienes la sufren, más allá de un día conmemorativo internacional.