El Lago Azul de Hokkaido en Japón
Como si de un cuadro hiperrealista se tratase, el Lago Azul de Hokkaido no deja indiferente a nadie. Se revela como una auténtica obra de arte de la naturaleza cincelada por el hombre de obligada visita. Y es que éste, indirectamente y sin saberlo, con su obra ha tenido un «algo bastante» que ver en su idílica creación.
Fue en 1989, tras la devastadora erupción del volcán Tokachidake cuando se hizo la magia. Las autoridades de Hokkaido mandaron construir un dique de hormigón para intentar frenar las futuras coladas de lava. Previendo que se deslizarían hacia las colinas del pequeño pueblo de Biei, querían protegerlo. No sabían ellos que, con el dique, las aguas del río Tokachi irían también a depositarse allí formando una laguna maravillosa. Verdaderamente un espectáculo visual que cambia de color según la estación del año y la incidencia de los rayos solares sobre ellas.
En realidad, no se sabe a ciencia cierta qué es lo que produce el azul tan intenso de las aguas. Al parecer provienen de ciertas partículas microscópicas de aluminio natural que pululan en ellas y que al sufrir la acción directa del sol originan una amplia gama de tonalidades azules, grises y verdes.
También llamado “Lago Azul” o “Blue Pond” en inglés, por el azul eléctrico intenso que toman las aguas en determinadas ocasiones, este lugar se ha convertido en un paisaje idílico, además, por el nutrido grupo de abedules que emergen de sus aguas dándole al lago un cierto aire de mágico misterio como si de un cuento de hadas se tratara. Desde luego y como digo, un lugar sorprendente de obligada visita para propios y extraños.