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La carta de despedida, una historia que acabó bien

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La carta, ese medio de comunicación escrito que ha perdurado durante siglos, y que hoy día es una cuestión abocada al desuso. Ella, ha sido testigo de innumerables historias que, a pesar de los desafíos, encontraron un final feliz. Desde la antigüedad hasta la actualidad, las cartas han conectado corazones, transmitido secretos y cambiado destinos. En este caso «el relato de la carta de despedida», es una historia que acabó bien, siendo de las que pueden darle un giro a tu vida.

¿Qué puede contener una carta de despedida?

Las cartas de despedida son como ventanas al alma. En ellas, se entrelazan emociones, recuerdos y anhelos. A veces, son un adiós definitivo; otras, un cierre necesario para seguir adelante. Quizá también, como en esta ocasión, la carta de despedida sea una prueba, con el fin de descubrir sentimientos. 

La carta de despedida sin buzón

La historia de «La Carta»

Mira, yo no sé a ti, pero yo no dejo de sorprenderme de la capacidad humana para lucubrar, y hasta pergeñar, cosas que de bueno tienen poco. En cierta medida opino que hay situasiones que ocurren y de las que es mejor no enterarse, mucho menos indagar sin motivos sobre ellas. Pero por suerte, no todos somos del mismo parecer, y existen personas que piensan que acumular información es saludable.

La Carta es una historia que leí hace años por esos mundos del internet, y la verdad es que no me dejo indiferente. Y es que por las dudas, y ese empeño en poner todo a prueba, a veces, nos enfrentamos a realidades que jamás habíamos valorado. Eso le paso a nuestra protagonista, escribió una carta de despedida, segura ella de sus cuestiones, y aquí seguro seguro, lo único que hay es la muerte.

Me despido para siempre 

Ella, aburrida de su vida monótona, de su matrimonio de cotidianidad plana, donde cada día se repiten las cuestiones mundanas. Donde el amor de pareja se da por sabido, por lo que con muy poco se alimenta. Añorando aquel principio cuando la pasión y la novedad eran intensas. Pensó en que aquella rutina se podría cambiar por más interés y deseo. Soñaba con una pareja para la que matrimonio no fuera un contrato, sino más bien una conexión que cada vez se hace más profunda… 

Y ensimismada en sus tristes pensamientos, se le ocurrió una idea, hacer algo sorprendente que tornara más interesante su vida en pareja. Quería seguir con su esposo, pero de otra manera más sintiente.    

Escríbeme una carta

La idea de la carta de despedida

Tomó papel y lápiz y se dispuso a redactar su terrible carta de despedida. Su idea maravillosa: mentir un “mucho” diciendo cosas que no sentía, para poner a su marido en el brete de perderla sin remedio. En la seguridad del amor de su esposo aun viviendo en esa apatía que a ella la abocaba a todo aquello.

«Siento tener que escribir estas letras, le decía, pero creo que nuestro tiempo de pareja torno a su fin. He tomado la decisión de marcharme lejos, y no serán unas vacaciones, será nuestro definitivo final. Creo que ya no me quieres, que ya no te intereso como antes. Ahora ni me ves, sí, sé que te acuerdas de los aniversarios, pero ya perdiste el interés en mí. He tomado la firme decisión de marcharme lejos,  reharé mi vida sin ti…»

Sin más recogió unas ropas y otras cosas las metió en sus maletas, escondió estas  donde su marido no las viera, dejó la carta en la encimera… ¿Y ella?, ella se ocultó tras las cortinas. Y segura del disgusto de su marido al recibir tan inesperada carta, se dispuso, algo nerviosa, a aguardar su llegada. 

LLegó el esposo, y leyó la terrible carta de despedida

Cuando su marido llegó a casa, poco después, encontró su hogar a oscuras y nadie para recibirlo. Tomó la carta en sus manos y permaneció en pie un rato leyendo. Al cabo, su esposo busco algo con lo que escribir, y en la propia carta dejó alguna frase. Se incorporó de la silla y de repente comenzó a dar vítores, y a saltar y brincar de felicidad. A la par que hablaba de despedida, asegurando ahora sí, estar muy feliz. 

La mujer tras la cortina estaba en barrena catastrófica hacia un pozo negro y hondo de amargura. No podía dar crédito, aquel hombre con el que había compartido sus años de vida, aquel hombre al que ella seguía amando, se alegraba felizmente de su partida. La única posibilidad que no había barajado, esa misma, había ocurrido. Y su mundo se venía abajo por completo, sin una posible vuelta atrás.

Cartas que cambian la vida

Un final amargamente feliz

Al cavo de unos minutos su marido dando suspiros de alivio y las gracias por tales hechos, salió de la casa y se fue de aquel lugar. La mujer casi sin hálito de vida, trastabilló por la estancia hasta llegar a la carta que había dejado allí su marido, tras escribir algo. En medio del dolor y las lágrimas, la mujer atinó a leer: «te estoy viendo la punta de los zapatos por debajo de la cortina, estás ahí… El amor se manifiesta en el cuidado mutuo, la responsabilidad compartida, el respeto y el deseo seguir conociendo al otro. Gracias por recordarme, que la pareja requiere de esfuerzo y adaptación constante. Te amo. PD: voy a por el pan».

«Vivir es el trabajo más difícil que existe, a la par que es lo más interesante y maravilloso de nacer. Como cada cual aproveche ese vivir, es cuestión suya»

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