Oia, la joya más preciada de Santorini
Podría parecer un rincón más de la pintoresca isla de Santorini, pero no. Lejos de ello, Oia es una de sus poblaciones más visitadas y hasta fotografiadas. Es más, si te asalta la curiosidad de buscar alguna imagen de Santorini, podrás comprobar que la mayor parte de las imágenes, (por no decir todas), serán de este cautivador lugar.
Las impresionantes puestas de sol de Oia
Conocida actualmente en todo el mundo por el maravilloso espectáculo que ofrecen sus puestas de sol, que hacen que la vida en el pueblo, de propios y extraños, se pare, literalmente, para contemplarlos, Oia fue un reducto económicamente cotizado a finales del siglo XIX y principios del XX gracias a que era puerto clave del comercio en el Mediterráneo oriental, principalmente desde Alejandría a Rusia, y las casas de los capitanes construidas en la parte alta del pueblo dan fe de ello, sin embargo, gran parte de la ciudad fue destruida por el terremoto en 1956, lo que dio lugar muchos de sus habitantes emigraran, convirtiéndose así en una atractiva ciudad turística.
Situada al noroeste de la isla griega de Santorini, el pueblo de Oia se extiende unos 2 kilómetros a lo largo del borde norte de la caldera que forma la isla, ubicado prácticamente en un acantilado con vistas espectaculares a la misma. Repleto de callejuelas peatonales, escaleras imposibles, tiendas de arte y artesanías en sus esquinas. Y no sólo eso. Son conocidas sus cafeterías y terrazas con vistas maravillosas donde deleitan al visitante con música griega de lo más apacible. Además posee un sinfín de rincones ocultos por descubrir. Todo esto la convierten en un lugar idílico para disfrutar de la paz y la tranquilidad de un lugar de ensueño. Sólo perturbada sobre todo en los meses de verano por la afluencia de turistas que la recorren.
Oia está coronada por un castillo en ruinas que hoy día sirve de mirador con una vista completa de 360º. Además cuenta con un viejo molino de viento que protagoniza las imágenes más recurrentes del pueblo. Sus casas blancas y abovedadas típicas de las Cícladas, las casas cueva talladas en la roca sobre el acantilado, y las características cúpulas azules de sus iglesias,… Un entorno increíble, unas vistas espectaculares, unos atardeceres difícilmente igualables,… Un ambiente relajado lejos de cualquier atisbo de prisas o estrés… sólo nos queda visitarla, ¿no creen?