Día Internacional del Yoga

Declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO desde 2016, el pasado 21 se conmemoró el Día Internacional del Yoga. Un día que, por mi parte, y todo sea dicho, ignoraba que existiera. Pero al parecer, no sólo existe, sino que se celebra a bombo y platillo por todas las regiones del planeta con multitudinarias manifestaciones y expresiones. 

El Yoga es originario de la India y el significado de la palabra alude a “unión” o “unidad”. Y se podría decir que más que un deporte o una disciplina física, es una filosofía de vida. Una forma de ser cuyo objetivo es conectar cuerpo, mente y espíritu a través de distintas técnicas y ejercicios físicos, de respiración y de meditación. Un mecanismo con raíces en la sabiduría asiática, usado para «vencer» el sufrimiento terrenal y encontrarse con uno mismo.

¿En qué consiste el Yoga?

Si lo han visto practicar alguna vez, aparentemente parece que no sea más que una serie de posturas físicas extrañas. Posturas que probablemente ayuden a mantener el cuerpo esbelto y flexible. Los científicos han descubierto que los ejercicios del Yoga favorecen además, la circulación sanguínea y son beneficiosos para músculos y tendones. Además de que ayudan a fortalecer de forma sustancial el sistema inmunológico.

Sin embargo, cuando se practica durante un tiempo más o menos largo empiezas a notar los cambios en ti. Principalmente lo vas a notar en tu manera de afrontar la vida. Te ayudará a conocerte mejor física, mental y emocionalmente. Y practicándolo con cierta asiduidad, incluso podrás llegar a experimentar la unión real con tu propia alma, con tu propio yo.

Sin duda un “arte” (permítanme que lo denomine así) por descubrir, que para entenderlo realmente, hay que practicarlo.