La MirillaOpinión

Cada uno crea su propia realidad

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Dicen los que saben mucho de esto, que los pensamientos hacen nuestra vida. Aseguran que tenemos más de 60 mil al día, de los cuales aprovechables, pocos. Pero esos pocos, aseguran, son los que modelan nuestra existencia cotidiana. ¿Y cómo? dirá usted, pues primero que nada, no hay de otra, cada uno crea su propia realidad, eso dicen… Y yo indagué a ver qué de cierto tiene la cosa.

Las circunstancias de cada uno, importan

Da no se qué tocar este tema, porque de seguro hay muchos seres humanos en el mundo que no desean para si lo que tienen, NO LO DESEAN. Es terrible, vivir cada día soportando aquello que te hace infeliz a raudales porque se asume que no hay otro camino. O tal vez, la verdad es que no hay otro camino. Por eso nadie debe juzgar, pero sí compartir información, enseñar, y quizá la persona descubra otros caminos, otras posibilidades, otras maneras de enfocar. A veces pienso que la vida de cada día, es como una cocina donde preparamos el potaje de cada futuro mañana. Y en el hoy vamos echando al caldero los ingredientes.  Cada uno elige cómo lo quiere, más salado, menos… con unas verduras u otras. Cada uno le añade los ingredientes que apetite, puesto que será su comida del otro día. Y lo mejor de todo, en la despensa podemos encontrar lo que queramos. Nosotros elegimos. Dicen que cada uno crea su propia realidad…

La Atracción

Pues esta teoría que dice ”No te engañes, cada uno modela su propia realidad”, no se si prepara un potaje, o una rica paella, pero viene a decir que en los hoy cocinas lo que vivirás los mañanas. El sistema empleado, la atracción.

“La Ley de Atracción es una Potente Fuerza que Atrae hacia nosotros aquello que deseamos o tememos. Todo en lo que concentremos nuestra atención. Un Pensamiento es una Fuerza -una manifestación de Energía- que tiene el poder magnético de atraer cosas iguales. “

Ocurren en la vida cosas buenas y malas

Cuando me ocurren cosas buenas las asumo en consecuencia y las disfruto. Aunque he de reconocer que algunas cosas buenas no las valoro lo suficiente, seguro, ni doy las gracias, también seguro.  Un buen y sencillo ejemplo, el de irme todo los días a dormir en una cama estupenda, en una habitación confortable… Muchas personas no tienen eso, pero yo no le doy ese valor que le darían otros. Aun así, me ocurren muchas otras cosas que sí agradezco, y que me hacen sentir bien, echando al guiso de mañana ricos ingredientes que apuestan por una deliciosa comida.

Eso cuando se suceden momentos buenos en mi vida. ¿Pero y los malos? Cómo creen que asumo los malos. Pues creo que muchas veces no los asumo, los paralizo en la línea invisible que separa las aptitudes de «¿por qué me pasa a mí esta injusticia?» y la de «si tiene solución me pongo en ello, y si no la tiene, aprendo de ello», y filtro. Ahí, en esa frontera tan desagradable, terciando siempre más al lado de la injusticia incomprendida, los pensamientos envenenados añaden al potaje que voy a comer mañana verduras  amargas como la hiel.

El pensamiento una fuente de energía

Pues ahí está, el pensamiento como una de las más grandes fuentes de energía. Una energía que atrae lo que cada uno, o bien quiere mucho, o bien teme mucho. Parece que es posible atraer cosas buenas para uno, y también cosas malas. Al parecer prevalece el máximo deseo que uno tenga, así sea de no tener aquello, como de tenerlo, las dos posturas son aclamadas con el mismo ímpetu. Y que me dicen de lo grande y lo pequeño, son lo mismo, porque el pensamiento no tiene fronteras para imaginar cualquier cosa que exista. Y si hay dolor, en vez de cambiar el pensamiento, mejor enfocar la atención en otra cosa que se desee mucho…

Cada uno elige, cada uno crea su propia realidad

En definitiva puede que haya razón en esa teoría de “no se engañe, cada perfila su propia realidad”. Puede que no esté muy descabellada,  quizá sea cierto, y lo que tiene cada uno para sí hoy, es lo que en realidad ha querido para. A base de desear unas cosas y no desear otras, a base de nombrar lo que no se quiere. O por el contrario a base de enfocarse en lo que uno desea y a por ello. Lo bueno de todo esto es que si no me gusta en este momento lo que soy o tengo, la teoría dice, que se puede cambiar.

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