Definitivamente, los chinos nunca dejarán de sorprendernos. Lo último, su proyecto de crear una «luna artificial». Una luna hecha por la mano del hombre que sea hasta ocho veces más brillante que nuestro satélite. ¿Se lo pueden creer? 

Pues sí amigos y amigas. El Instituto de Investigaciones Aeroespaciales de Chengdu, una de las ciudades más pobladas del oeste de China se ha propuesto esta proeza. En esta ciudad, gran parte de la electricidad la generan centrales eléctricas de carbón. Por eso este proyecto, se presenta como una alternativa más beneficiosa, sin duda, para el medio ambiente. 

La idea original de la “luna artificial” al parecer la tuvo un artista francés, que imaginó colocar una hilera de espejos sobre la Tierra para conseguir reflejar la luz del Sol en las calles de París durante todo el año. Y sobre esta idea, los chinos han ideado un «astro» que refleje la luz del sol a través de una especie de alas, que funcionarían como paneles solares. Se espera que esté en órbita en 2020, y si el lanzamiento tiene éxito, habrá tres más en 2022.

Su objetivo, principalmente el ahorro

Poco se sabe sobre el tamaño, la altura a la que gravitará o sobre la financiación del proyecto. Lo que si sabemos es para qué.

«Su objetivo es ahorrar dinero a la ciudad al eliminar la necesidad de farolas, ya que se espera que este astro artificial sea capaz de iluminar un área con un diámetro de hasta 80 kilómetros»

Wu Chunfeng, presidente de la organización responsable del proyecto, ha afirmado que podría suponer a la ciudad un ahorro de hasta 170 millones de dólares en gastos de electricidad. Pero ahí no queda la cosa. Según él, sería muy útil en rescates por desastres naturales y además un imán importante para atraer turismo. No es de extrañar que con estos argumentos, la ciudad ya haya aprobado el plan.

Posibles efectos adversos

Pero este proyecto no nace con carta blanca para todo y con todo. Parte importante de la comunidad científica e incluso grupos de ciudadanos han manifestado su preocupación por sus posibles efectos adversos. Y es que el impacto que podría tener esa «segunda» luna podría afectar a la flora y fauna de la Tierra. Muchas especies dependen de los ciclos nocturnos y son altamente sensibles a la luz y a las fases de la luna.

Sin embargo, los investigadores se han apresurado a desmentir estos efectos. Según ellos esta nueva «luz lunar» no interferirá en esos procesos y por tanto, tendría un impacto ecológico mínimo. Permítanme la duda razonable a respecto.

Según Kang Weimin, «la luz de esta luna artificial que pretenden construir será similar al resplandor del atardecer y no afectará las rutinas de los animales.»

Precedentes

Parece ser que esta no es la primera vez que se intentan llevar a cabo proyectos similares.

La ciudad noruega de Rjukan, ya intentó algo parecido. Rodeada de montañas, no ve el sol en invierno. Por esta razón colocaron tres grandes espejos controlados por ordenador en las montañas que rodean la ciudad para rastrear el movimiento del Sol y reflejar sus rayos en la plaza del pueblo. 

Por su parte, Rusia también ideó a principios de los 90 una especie de «espejo espacial» que producía una luz equivalente a «entre tres y cinco lunas llenas», con el fin de iluminar zonas remotas de Siberia y en el oeste de Rusia, cerca del círculo polar. Pero tras algún intento fallido, nunca salió adelante.

Veremos qué ocurre esta vez.