Disfagia: nutrición y otros problemas en las personas que la padecen
El concepto de nutrición hace referencia a la ingesta de alimentos en relación con las necesidades del organismo. Después de ingerir la comida, el cuerpo obtiene y asimila los nutrientes necesarios para funcionar de manera adecuada. Pero, veamos qué ocurre cuando tienes disfagia.
«Los pacientes con disfagia tienen un 85% más de riesgo de desnutrición” , Mayka Mafé, del Servicio de Medicina Interna del Hospital de Crónicos y de Larga Estancia La Pedrera de Denia (Alicante)
¿En qué consiste la disfagia?
Si tienes disfagia quiere decir que puedes tener dificultades para tragar. Por tanto, es una patología que puede poner en riesgo a la persona que la sufre. Así que hay que poner medidas para facilitar la deglución, lo antes posible, o esto podrá dar lugar a problemas graves para la salud. La disfagia es un síntoma común en muchas enfermedades como el Alzheimer, la Esclerosis, la parálisis cerebral etc… De hecho, la disfagia se puede presentar a cualquier edad aunque es más común en personas mayores.
«Hoy día la disfagia se puede considerar uno de los síndromes geriátricos menos conocidos a pesar de su elevada presencia», indica el presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, Dr. López Trigo, en el prólogo de “Intervención nutricional en el paciente con disfagia”. “[…] entre dos y tres de cada cuatro personas mayores que atendemos tienen, en más o en menos grado, alguna disfunción de la deglución […]«.
¿Por qué la disfagia puede acarrear problemas de salud?
Como hemos mencionado anteriormente, si no logras tragar los alimentos (o líquidos) de manera eficaz, no puedes alcanzar la ingesta necesaria de nutrientes. Como consecuencia, nuestro cuerpo no funcionará de manera óptima porque no se están recibiendo los nutrientes necesarios.
¿Qué significa esto? Pues que puede ocasionar desnutrición o en el caso de los líquidos, deshidratación. Sin mencionar además, que la disfagia puede ocasionar que el alimento «se vaya por el camino viejo». Esto es, que el alimento pasa a las vías respiratorias, lo que puede provocar una neumonía por aspiración. Como vemos, la disfagia puede afectar de manera considerable a la calidad de vida de la persona que la padece.
Qué hacer en estos casos
Existen muchas recomendaciones, pero… ¡ojo!. Si sospechamos que nosotros, algún familiar o conocido podría tener disfagia debemos, antes que nada, acudir a un especialista. Un profesional que realice los procedimientos necesarios para que brinde un diagnóstico y una intervención correctos y adecuados. Éste será quién mejor nos oriente, ya que todo dependerá del grado y del tipo de disfagia que tengamos. Por tanto, cuando ya estemos en posesión del plan terapéutico, debemos seguir las recomendaciones nutricionales «a rajatabla». Debemos entender bien de lo que se trata, que es evitar atragantamientos y garantizar una nutrición adecuada.
¡Así que ya sabes, asesórate! ¡Es por salud, no te la juegues!