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Flor de pascua o Poinsettia: origen, cuidados y otras curiosidades

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Ya está aquí diciembre y empieza a oler a Navidad. Este año serán diferentes, no cabe duda. Y es que la sombra que arrastra consigo el coronavirus, se resiste a darnos tregua. Sin embargo, hay tradiciones que no cambiarán por más que haya un virus pululando. Y es que se hace imposible renunciar a las decoraciones navideñas, a las luces en las calles, los árboles de Navidad, las flores de pascua y hasta el cántico de los niños de San Ildefonso en la lotería. Hoy dedicamos estas líneas a la flor de Pascua o poinsettia, una delicada dama que, como cada diciembre, vuelve a entrar en nuestras casas…

Origen de la flor de Pascua o poinsettia

La flor de pascua tiene su origen en México, donde se usaba como remedio natural o como ofrenda para los dioses en la cultura azteca. Más tarde, allá por el siglo XVI, los franciscanos que evangelizaban por Taxco de Alarcón, también en México, empezaron a usarlas para adornar los altares, las procesiones y los primeros templos en Navidad, de lo que existe constancia escrita. Poco después empezó a conocerse como “flor de Nochebuena” o “flor de Pascua”.

Pero más allá de estos antecedentes, quien realmente popularizó mundialmente la flor de pascua o poinsettia fue Joel Roberts Poinsett. Un médico, aficionado a la botánica que ejerciendo de embajador de EEUU en México, se topó con esta planta de hojas rojas en uno de sus viajes y quedó cautivado por ella. A tal punto que se llevó a EEUU de vuelta unos esquejes para cultivarla en su invernadero de Greenville, en Carolina del Sur.

Poinsett tuvo un día la genial idea de regalar esta planta a sus amistades por Navidad, lo que con el tiempo se empezó a convertir en una entrañable tradición cada vez más extendida. Desde entonces, la planta adoptó el nombre de poinsettia en su honor. Y en 1991, en EEUU se instauró el “Día Internacional de la Poinsettia” el 12 de Diciembre, en recuerdo de la fecha de su fallecimiento.

Algunos cuidados básicos de la planta a tener en cuenta

  • La flor de Pascua necesita mucha luz sobre todo cuando está en flor, así que búscale un sitio en casa que sea luminoso y le aporte claridad.
  • La poinsettia aguanta bien las bajas temperaturas pero no las heladas, por lo que en invierno mejor tenerla como planta de interior. Lo ideal es que esté expuesta a una temperatura de entre los 15 o 20°C. Un ambiente muy seco hará que se estropee así que procúrale algo de humedad pulverizando agua en la tierra y a su alrededor sin mojar mucho las hojas. Y por supuesto, aléjala de corrientes de aire o de calefacciones que puedan resecar su entorno.
  • Hasta que florezca, riégala dos veces por semana. Procura que esté la tierra seca entre riego y riego. Una vez tenga flor reduce la frecuencia del riego para que la planta descanse y coja fuerza para la próxima floración. Lo mejor es el riego por inmersión, que consiste en sumergir la planta en agua no muy fría y dejarla unos 15 minutos. Pasado este tiempo retirarla y escurrir el sobrante.
  • Cuando está creciendo puedes aplicarle abono líquido cada 15 días. No es aconsejable cuando las hojas próximas a las flores empiecen a colorear.

Curiosidades de esta planta

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