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La imperfección del arte

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La imperfección del arte

El atardecer se asomaba y se le hacía grande sentada en aquel banco del parque mientras leía…

De pronto miró el horizonte y sus ojos observaron unas hermosas vistas. Eso la hizo pensar acerca de la belleza, estaba claro que probablemente ese atardecer era hermoso en sí mismo para la gran mayoría de las personas. Pero con la belleza de las personas ocurría algo diferente.

«Eran como el arte, el arte no siempre tiene que verse bonito, tiene que hacerte sentir algo…»

Recordó que hacía tiempo había leído por ahí una frase que decía algo así como que «la belleza exterior supera a la interior», pero… Si siempre nos han dicho que la belleza está en el interior… ¿Sería esto sólo otra frase hecha de aquellos que no tienen nada dentro que ofrecer? O peor aún… ¿de aquellos que se creen mejor por fuera?

Y en ese mismo banco del parque, mientras el día dejaba paso a la noche, entendió lo que a veces es difícil de comprender. Entendió que lo bello o lo feo solo lo es para algunos, que todo depende de las circunstancias y de la lupa que utilice cada uno en ese momento ya que las percepciones cambian y se ajustan a lo que queremos ver… Se sintió feliz de ser arte, se sintió feliz por no tener que hablar de belleza exterior, ni de belleza interior… Se dio cuenta en ese preciso momento, que lo mejor simplemente es, ser perfectamente imperfecta.

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