Las preguntas fuera las respuestas dentro
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Las preguntas fuera las respuestas dentro
Tenemos un cerebro que gestiona miles de cuestiones al día, miles de circunstancias. De cada experiencia sacamos conclusiones varias, y a la par también cuestiones, suposiciones, impresiones… Hay experiencias cotidianas, de esas con las que nos topamos cada día, y a las que vamos dando curso de manera natural. Y hay otras, esas más complicadas, unas que nos acompañan mucho tiempo, runruneando en la cabeza, otras que nos llegan de golpe y sin avisar. Empecé a hacerme preguntas al respecto y curiosamente mis respuestas me conducían en su totalidad al mismo sitio: a mí misma. Las preguntas siempre fuera las respuestas siempre dentro.
Cualquier cuestión que ocurra en mi vida tendrá unas consecuencias
Creo que hay un tiempo de vida para uno hacerse preguntas y otro tiempo de vida, de más madurez supongo, en el que van apareciendo las respuestas. He ido entendiendo que todo ocurre por algo y que cualquier cuestión que se sucede en mi vida tendrá unas consecuencias, unos resultados o como le quieran llamar. Es decir, producto de una acción una repercusión que irremisiblemente puede ser buena o no tan buena. De cualquier forma, ningún resultado es óbice para que de él se saque una clave que nos abra puertas al sentido que tiene esto del vivir.
Y dicha repercusión afecta de alguna manera tanto a uno mismo como al resto de la humanidad. Desde respirar hasta matar, todo lo que hagamos tiene una causa y un efecto. Solo una cuestión a reseñar al respecto. Creo que antes que pensantes somos seres sintientes, he ahí la clave. Y es que los seres humanos, podemos estar cavilando una cosa y sintiendo otra. El pensamiento es modelable, el sentimiento es otro tema, es más difícil de controlar, de calmar, de someter si no nos agrada, o de alargar si nos sentimos felices, de ahí tanto sufrimiento humano.
Cuestión de perspectiva
La cuestión viene siendo la más absoluta y directa realidad, aquella de vivir cada segundo consciente de que somos vulnerables. Conscientes de que los cambios, los acontecimientos que nos ocurren en cada uno de esos segundos de vida son literalmente imprevisibles.
Todo se traduce en que ahora mismo estamos vivos y en segundos podemos estar perfectamente, muertos. Pues bien, así con todo. Ahora estamos sanos, ahora no. Ahora tenemos el amor, ahora no. Ahora tenemos trabajo, ahora no. Ahora está vivo ese ser querido, ahora no… y así, suma y sigue. Por lo tanto, el segundo cuenta, y de qué manera.
Me percaté un día tras otro, de que si estaba insatisfecha por lo que acontecía a mí alrededor, lo más sencillo y socorrido era arrimar el ascua de la culpa al tejado ajeno. A las preguntas que me hacía de por qué, las respuestas eran miles de razones anodinas y tóxicas, sobre todo para mí.
Yo soy la respuesta
He aprendido a encontrar las respuestas en mí misma, porque en mi misma está la actitud, en mi misma está el cambiar la perspectiva de vida. Y si lo hago, milagrosamente todo se da la vuelta y fluye mágicamente dejando aromas de felicidad mundana, esa que a mí tanto me gusta. Que hay malo, claro que tambien hay, de hecho ese malo es lo que suele dar razón de ser a lo bueno.
El sentido de mi vida no me lo da lo que otras personas, tan mortales como yo, opinen de mí. El sentido no me lo da que esas mismas personas pretendan que son yo y que yo sea ellas. El sentido tampoco está en seguir doctrinas, ni mucho menos etiquetarme a la medida que establece la rancia tradición…
No, mis queridos amigos. El sentido de mi vida me lo da ser yo misma con todas las consecuencias, desde el respeto y los valores, desde el amor, desde la belleza que decía Allende. El sentido de mi vida está en hablar magia blanca, porque mis palabras brotan desde el corazón. El sentido de mi vida es lograr dar sin esperar. Es disfrutar de ver, de ver disfrutar, sin ambages que condicionen lo que es natural…
Por eso las respuestas las tengo yo, y tú, y cada cual. Y es que este mundo no es como lo ven los demás. Este mundo y tu vida y la mía y la de los demás es simplemente como cada uno la decida justificar. Gracias por ser mi Luz. Un abrazo y Buena Vida, siempre.
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