CulturaLiteraturaOpinión

Cuestiones de vida en tiempo y lugar

Compártelo aquí:

Cuestiones de vida en tiempo y lugar

Tenemos un cerebro que gestiona miles de cuestiones al día, miles de circunstancias. De cada experiencia sacamos conclusiones varias, y a la par también dudas, suposiciones, impresiones… Dice Sharon M. Koenig que tenemos 60 mil pensamientos al día y la mayoría son negativos. Pero es que además, esas ideas negativas son en su inmensa  mayoría preocupaciones que jamás llegan a concretarse. Los seres humanos navegamos en un mar de cuestiones de vida en tiempo y  lugar, la mente nunca para, imposible estar presente.

Tres opciones para cada vivencia espinosa: apártate, acéptala o cámbiala.

Parece que muchas personas están de acuerdo en que todo ocurre por algo. Cualquier cuestión que suceda en la vida tiene unas consecuencias,  unos efectos, o como le quieran llamar. Es decir, producto de una acción una repercusión, que aunque nos pueda parecer imposible, puede ser buena, no tan buena, o mala. De cualquier forma, ningún desenlace es óbice para que de él se saque una clave que nos abra puertas hacia el sentido que tiene esto del vivir. De todo resultado un aprendizaje, de lo bueno y de lo malo. Todo, desde el nacer hasta el morir, tiene una causa y un efecto, una repercusión, una enseñanza de vida,

Cuestión de perspectiva

La cuestión viene siendo una de las más obvias realidades, aquella de vivir cada segundo consciente de que somos vulnerables. Conscientes de que los cambios, los acontecimientos que nos ocurren en cada uno de esos segundos de vida son literalmente imprevisibles. Que el ser humano imagina, hace planes, proyecta, se preocupa, elucubra… y el destino decide. Ese hecho irrefutable responde muchas preguntas.

El destino previsible pero imprevisible

Todo se reduce a que ahora mismo estamos vivos y en segundos podemos no estarlo. Pues bien, así con todo, la ventura que espera detrás de cada segundo nos puede sorprender. Ahora tenemos salud, ahora no. Ahora disfrutamos  del amor, ahora no. Ahora estamos en nómina, ahora no. Ahora respira aquel ser querido, ahora no… y así, suma y sigue. Por lo tanto, el ahora es efímero, contamos con que permanezca, pero quién sabe. La conciencia de tener conciencia y estar presente en el presente. Tantas otras preguntas contestadas.

Obstinados en buscar las respuesta y las culpas fuera

Cuando el descontento y la amargura revolotean a nuestro vera, lo más sencillo y socorrido es arrimar el ascua de la culpa al tejado ajeno. A las preguntas de por qué, las respuestas son miles de razones anodinas y tóxicas, que más que aliviar, envenenan. Y la obsesión de tener la razón, nos la quita, y perdemos salud y tiempo bebiendo cada día tragos largos de rencor y de altanería, de veneno para el alma. Y la respuesta está en el sentimiento mismo que provoca tanta rabia.

Yo soy la respuesta y no hay culpables hay poco tiempo

Tal vez, solo tal vez, las respuestas estén en uno mismo. El sentido de mi vida no lo da lo que otras personas opinen de mí, ni yo de ellas. Ni lo da que esas personas se pretendan que son yo o que yo soy ellas mismas. El sentido tampoco está en seguir doctrinas, ni mucho menos etiquetarnos a la medida que establecen los prohombres de turno.

El verdadero sentido de la vida es estar presente, el encuentro de la mente con el cuerpo y con el ahora. Siempre que  se llegué a ser consciente, a ser testigo de que se observa el pensamiento se está presente. En ese estado en el que se habita en el instante presente,  evitamos estar viajando en todo momento al pasado y al futuro perdiendo así el momento. Observar el momento consciente de ello, responde a muchas cuestiones que al ser humano lo mantiene preocupado constantemente.

 

¡Suscríbete a nuestros Contenidos!

¡No enviamos spam! Lee más en nuestra política de privacidad

Compártelo aquí:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *