Sharbat Gula, la niña afgana que dio la vuelta al mundo en una portada
Tristemente de actualidad estas últimas semanas por las noticias que nos llegan desde allí, Afganistán vuelve a ocupar portadas. Portadas llenas de angustia y terror que hacen difícil no empatizar con el pueblo afgano y que rememoran portadas de otros tiempos. Hoy traemos a esta Mirilla una mirada que dio la vuelta al mundo hace casi 40 años. La penetrante mirada de ojos verdes de Sharbat Gula, la niña afgana de 12 años que en 1985 se convirtió en portada de National Geographic. Pensar en Afganistán me recordó la mirada de aquella niña. Claro está, eran otros tiempos… y por supuesto, eran otro tipo de portadas… Pero… ¿qué fue de aquella niña?
Sharbat Gula, la historia detrás de una portada
Fue en 1984 cuando el fotógrafo Steve McCurry la inmortalizó y nunca mejor dicho, hizo su mirada «inmortal». Y es que un año después aparecía la imagen como portada de National Geographic quedando en la retina del mundo como icono de los refugiados.
La foto fue tomada en Pakistán, en el campo de refugiados de Nasir Bagh, en las inmediaciones de la ciudad de Peshawar. Allí había llegado la pequeña huyendo de la guerra en que estaba sumida su país y que había arrebatado la vida a sus padres. Y no fue hasta casi 20 años después cuando el mismo fotógrafo con un equipo de periodistas se dieron a la tarea de buscarla para dar a conocer su historia.
El reencuentro
Fue una tarea complicada pero finalmente dieron con ella. Fue en 2002 cuando la encontraron en la misma ciudad. Desconocía por completo la trascendencia de aquella fotografía que le habían hecho de niña. Su aspecto había cambiado, su vida también… pero conservaba su penetrante mirada de ojos verdes. No obstante un forense del FBI fue el encargado de hacer un estudio de su iris para tener certeza de que era la misma niña. Y efectivamente, concluyó que así era.
Siendo apenas una adolescente, Sharbat Gula había contraído matrimonio con un panadero y era madre de cuatro niños. Regresó a Afganistán poco después pero no tardó en regresar a Pakistán, estableciéndose en las montañas de Peshawar.
Y no fue hasta 2016, cuando volvimos a saber de aquella niña, ya mujer. Nuevamente su mirada acaparaba portadas de medio mundo, pero esta vez en una ficha policial. En ella vestía de oscuro y se levantaba el burka para mostrar su rostro. Viuda, madre de cuatro niños y enferma de hepatitis C, había sido detenida al intentar obtener documentos de identidad paquistaníes para ella y sus hijos de forma ilegal. Unos hechos tuvieron como consecuencia la condena a 15 días de cárcel y la deportación a su Afganistán natal.
La vuelta a Afganistán
De vuelta en su país, el presidente Ashraf Ghani junto a otros miembros de su Gobierno la acogieron por haber sido un auténtico «símbolo de esperanza» para los afganos. Allí, le procuraron una vivienda en Kabul para vivir allí con sus hijos, y dio orden de ayudarle con su educación y de estar pendientes de su salud. Hoy, su presente y su futuro es una incógnita debido a la situación que atraviesa su país. Tan incierto como lo fue su pasado…