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Apariencia vs. realidad en la era del “postureo”

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Apariencia vs. realidad en la era del “postureo”

Lejos de aquellos debates filosóficos griegos sobre realidad y apariencia, hoy día la distinción adquiere visos de rabiosa actualidad. Para nadie es un secreto que estamos asistiendo a un fenómeno “social” donde ambos términos, pugnan por imponerse.

Frente a lo real, empieza a cobrar protagonismo lo que parece y no es. Frente a lo que existe realmente, lo aparente. El “no es oro todo lo que reluce” o “las apariencias engañan” dejan de ser puras expresiones populares para convertirse en estandartes de esta nueva era. Hoy en la Mirilla nos dejamos arrastrar por la ola del «postureo».

Postureo

¿Lo que vemos o percibimos es lo real o lo aparente?

Es esta una pregunta que ha trascendido los siglos. Filósofos de todas las corrientes han intentado buscar respuesta con mayor o menor acierto. Pensemos por ejemplo en este lápiz que tengo al lado. ¿Es realmente un lápiz? ¿Es un trozo de madera que parece un lápiz? ¿Qué es? Nos meteríamos en un espeso berenjenal intentando responder. Es más, creo que todas las opciones serían válidas. Sin embargo todas ellas, harían aguas a la misma vez. ¿No lo creen ustedes?

Pues algo así ocurre, con la era del «postureo». Aunque en ésta, las evidencias resultan más fiables y certeras que en las diatribas filosóficas, está claro. Y es que en este fenómeno que se está dando, lo real, por norma, no suele ser lo aparente.

¿Pero, en qué consiste realmente esto del «postureo»?

PostureoEl «postureo» es un término relativamente reciente. Se usa por lo general en el ámbito de las redes sociales y las nuevas tecnologías.

Consiste básicamente en mostrar a los demás imágenes, actitudes o comportamientos, en los que se muestra un estatus o una condición superior al que se tiene en realidad. O también cuando se muestra una vida más activa o interesante y divertida de lo que realmente se tiene. Básicamente un «aparentar» público de una vida plena y apasionante, pues la realidad suele ser, generalmente, otra muy distinta. Un afán, en definitiva, de aparentar lo que no se es. El deseo intrínseco de mostrar una vida que no es la tuya cuyo fin, intrínseco también, es la búsqueda de aprobación.

¿Porqué sucede este fenómeno?

Al parecer la causa última está en la necesidad de alimentar nuestro ego, aunque sea por un tiempo relativamente corto. Por otro lado, existe cierta presión social para no hablar de cosas malas o mostrar cosas tristes. Todo esto hace que compartir lo bonito de nuestra vida se haga por norma. Compartir sólo lo bueno, incluso aunque no sea real.

Posibles consecuencias del postureo

Los entendidos afirman que ciertas dosis de postureo, de forma esporádica y usada en tono de divertimento sano, no tiene porqué ser negativo. El problema surge cuando te obsesionas con tener ese feedback de reconocimiento y aprobación constante en forma de «likes» o «me gusta». En estos casos podrían ocultar auténticos problemas de autoestima, obsesión, ansiedad,… entre otros trastornos.

PostureoPero no queda ahí la cosa. También es un problema para los que consumen estos contenidos o imágenes. Y es que, percibir un bombardeo constante de contenidos visuales de vidas perfectas, cuerpos esculturales perfectos, viajes por lugares de ensueño,… y felicidad plena, puede hacer que se lleguen a cuestionar sus propias vidas y su propia imagen sufriendo una merma en su autoestima ocasionada por la comparación inconsciente. Aparte de que también pueden caer ellos en las redes del postureo obsesivo para contrarrestar sus consecuencias. 

En realidad, existen pocos estudios todavía sobre redes sociales y salud mental pero de ellas se pueden extraer algunos datos significativos curiosos.

Al parecer, las personas que más están conectadas a las redes se sienten en realidad más infelices que los que viven alejados de ellas. Y, por otra parte, de todas las redes, Instagram se revela como la reina del «postureo» por excelencia, pues parece que sus usuarios son más proclives a ver mermada su autoestima si no lo usan con mesura y autocontrol.

Toda una joya esto del «postureo», que, pese a parecer exclusivo de edades adolescentes, se extiende a un rango mucho más amplio de edad. Un fenómeno que, en definitiva, esconde ese anhelo humano, real, de ser valorados por los demás y de sentirse importantes para alguien, sea quien sea.

Una pose social que sin seguridad en nosotros mismos, grandes dosis de realidad, autocontrol y pies en la tierra, puede volverse altamente perjudicial para nosotros convirtiéndonos en seres humanos sociales, que viven sólo, aparentemente.

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