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El bonsái, un viaje al interior

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Cada bonsái una obra de modelaje, pequeñas obras de arte, no son solo de la naturaleza, a estas las perfila el ser humano. Emplean para la labor técnicas ancestrales de trabajo consiguiendo bellos ejemplares en miniatura de diferentes especies. Todo ello para deleite de la vista, y muy importante, de la psique humana.

El bonsái, una especie en miniatura

 

Cualquiera puede pensar que estos pequeños árboles pertenecen a una especie con un singular ADN. Y es que a mí me pasó, supuse que el bonsái era una rareza del medio, pero aunque son especiales y únicos por su tamaño, la especie ya existe.

Son árboles de una familia normal, aunque hay características que no deberíamos obviar. Es decir, procurar que sean plantas de exterior, que de su género sean los más enanos, hoja pequeña, troncos que desde bien jóvenes presentan textura maderosa… Los árboles frutales son complicados, hay especies que tienen en sus variedades características de enanismo, esos serían los ideales. Y es que cuanto más grande sea la especie, más lento crece y más rápido envejece, a la hora de modelar un bonsái.

El mejor árbol para modelar un bonsái

Dicen los entendidos en la materia que variedades como el olmo, el ficus o la serissa, son ideales para empezar a esculpir un bonsái. Las dos primeras son más usuales, pero la serissa es una planta nativa de Asia. Si tienen a mano un limonero enano, por ejemplo, también les vale.

No son partes, es un todo

Y si ya tenemos el árbol, ahora debería quedarnos claro que el fin no es la cosecha, es la constante atención de la siembra en su totalidad. Me refiero a que todas las partes son sumamente importantes.

  • Las raíces, que deben ser armoniosos y distribuidas en una natural simetría por el contorno.
  • El tronco, sin irregularidades, se permite curvas pero estas deben ser acordes a la forma general.
  • Las ramas, estas definen de manera importante el conjunto. Existe la ramificación superior e inferior, todo está controlado, los espacio, el tamaño de las hojas… Todo acorde a la generalidad del mini árbol bonsái.

El cuidado

El cuidado del bonsái es una maestría antiquísima, viene de la China ancestral. En aquellos confines del mundo se empezó a modelar estos árboles como esencia de culto entre la población taoístas. El bonsái simboliza el pasaje entre lo místico o espiritual y lo humano. A través de este arte floral, en ese todo del que antes hablaba, se representa el todo de la Vida en su conjunto.

Ser minucioso, delicado y paciente

Se debe tener mucha paciencia. Y es que el simbolismo envuelve muchos paradigmas humanos, la eternidad, la paciencia, la grandeza de espíritu, la independencia, la salud, la dignidad… Ser minucioso, delicado y paciente capacitan para dar forma a esta vida en afinidad con el universo. Y es que todo en la atención de un bonsái esta enhebrado. El fin es que al mirar ese pedazo de naturaleza, nos contagie de armonía, de aquella paz interior que nos evoca abstracción y recogimiento personal, ese viaje a los adentros que tanto bien nos hace.

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