Historias de puro pánico

Tengo 17 años y lo que veo no me gusta, más bien me asusta…

Es realmente triste que a día de hoy, aun tengamos que escuchar historias de puro pánico. Historias causadas por miradas humillantes, porque te persiguen, te tocan, te ofenden… Gritos dañinos a los que llaman “piropos”. Huidas en plena noche, o en pleno día. No poder salir sola a correr, a pasear, o hacer “tu vida”, porque el miedo te invade, es realmente triste vivir el abuso machista, la violencia de género.

Pero lo inexplicable es que todos somos conscientes de ello, y aun así, se sigue dando. Se ha llegado a ver como algo normal de tantas veces que ha ocurrido, que sigue ocurriendo.

Todos lo vemos pero sigue la historia

Por favor despierten, estamos sufriendo sin sentido, siempre con algo de miedo al abuso machista. Siento rabia, mi madre tiene miedo de dejarme salir por la noche, y hasta por el día, por si me pasa algo. Por si alguien me hace algo. Está preocupada si llego tarde a casa sola. Debo controlar como me visto, porque si me pasa algo, la culpa va a ser mía, me juzgarán por la ropa “insinuante” que llevo. Por otro lado verás hombres por la calle sin camisas, y no pasa nada. Es increíble como con tan solo una simple mirada o sonrisa por cortesía, o una determinada ropa, puede entenderse una intención sexual, que puede acabar en una historia de puro pánico.

Que pares, es que pares, no hay más.

Cuando una chica dice que pares o que no quiere, para. Por mucho que una chica haya mirado, o lleve ropa a la que han definido como “provocativa”, o le hayan interpretado alguna señal de provocación, no te está dando derecho a “nada”. Tampoco a que le agarres y la sometas a lo que tú quieres, eso es violencia de género.

Ojalá…dejemos de escucha historias de puro pánico

Ojalá no tuvieran que existir los consejos como “acompáñala si la ves sola”. Tampoco deberían existir campañas para prevenir el acoso, ni pautas a seguir tras una violación…

Ojalá se dieran cuenta de una vez por todas, de que lo que estamos viviendo nosotras, las mujeres, no se le puede llamar vida. No por lo menos mientras haya otros seres humanos, hombres, que nos sigan haciendo contar historias de pánico por el abuso machista.