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Signos de humanidad Kim Keever

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Kim Keever Pintura en agua

Lo efímero y lo grande de los signos de humanidad

Kim Keever Pintura en aguaMe cuestioné si era o no una buena costumbre saludar, agradecer, rogar, tener signos de humanidad. Todas esas cuestiones que hacen del ser humano algo único, espontáneo. Da lo mismo como cuando o las características de cada detalle que rodee, lo importante es inferir, conectar. Que se suceda la acción, haya una o muchas personas, se conozca, o se llegue por primera vez. Da lo mismo el entorno o el medio para la acción. El todo es si se debe saludar, dar las gracias, pedir por favor… O acaso, cada uno debe ir a lo suyo sin tanto formalismo, ni afabilidad, ni costumbrismo… Y matizando con lo natural de lo espontáneo, el señor Kim Keever, con su Arte en el agua, momentos únicos.

El artista que hace de lo espontáneamente perecedero un arte

Kim Keever es un señor neoyorkino que ha sometido a la casualidad, haciendo del azar un arte. Mirando su obra se me ocurrió el hecho. Él fotografía momentos únicos e irrepetibles que en base a su espontaneidad,responden al deleite en la visión. En el disfrute del momento está el sentido de ese momento. El destino azaroso  es condición “sine qua non” porque te sorprende gratamente. Como la vida misma.

Yo creo que la mayor obra de arte de cada ser humano es “ser” “humano”. El resto es puro azar, pero cada uno decide en las cuestiones básicas de relaciones sociales. Y es bueno matizar que esas relaciones sociales son idiosincrasia de vida. Son humanas, animales y también de las plantas, pero genéticamente, eso viene en el ADN

según Susan Dudley de la Universidad de biología McMaster es posible determinar un comportamiento diferente entre plantas genéticamente familiares y otras no relacionadas

Rentabilizando la vida

Kim Keever Pintura en aguaEstoy convencida de que para que la vida sea rentable a la dedicación, el “feedback”  entre las personas, cuenta lo más, esos signos de humanidad. El señor Kim Keever trabaja con el disfrute ante la espontaneidad deleitosa de las formas. Nosotros no podríamos vivir sin el regocijo de interactuar, ese momento espontáneo que surge de un simple saludo. De un buenos días, de un por favor, de unas gracias.

Yo creo que interactuar con educación y naturalidad afectiva, aunque solo sea porque compartimos la vida, es sano. En la vida hay que empaparse de lo bueno y de lo no tan bueno, y es que una cosa le da valor a la otra.  Que no nos den las gracias no aniquila la satisfacción de darlas. 

Siempre el recuerdo presente

Recordé algo que me decía una persona que conocí hace muchos años y que ya no está viva. Cuando yo le daba las gracias, por lo que fuera, me respondía muy despacio; «¡no hay por qué!…». Hacía como un «paroncito», entonces, yo intentaba justificarme de porque las daba, me interrumpía al cabo, y con un aire de cadencia remataba la frase diciendo; «¡dejar de darlas!». Yo sonreía atendiendo a su mirada, que sin decir «decía», y ya no hacían falta las palabras.

Hilario “El Merro ya no está, y era bastante mayor cuando murió,  pero decía cosas que ni por más que evolucione la humanidad, serán atemporales.  Desde luego no podemos negar los avances tecnológicos, y todo el “aparataje” que nos trae. Pero ni por esas nos podemos olvidar de la educación, de las formas, de lo espontáneo, de la urbanidad, de los signos de humanidad.

Kim Keever Pintura en agua

Kim Keever Pintura en agua

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