La muerte de Isabel II y el último adiós a Nico
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En estos días, enterramos a un amigo querido, se suicidó tirándose a un estanque, y es que, no sabía nadar. Terrible muerte la de Nico, todos estamos en “shock”. Pero ustedes dirán ¿qué demonios tiene que ver eso con el fallecimiento de la soberana inglesa? Pues verán, se produce la muerte de Isabel II y el último adiós a Nico, todo en la misma semana. Esa fecha pasará a los anales de la historia del mundo, y junto a ella, la muerte de mi amigo.
La muerte de Isabel II, una fecha para la historia
Me suele ocurrir cuando rememoro eventos pasados, que a veces no asimilo el devenir del tiempo con precisión. Por ejemplo, al recordar la muerte de personas que conocí y ya no están, pierdo la noción de cuándo sucedió el hecho. Entonces, elucubro con fechas equivocadas, donde o bien me empeño en mucho, o quizá resulto corta. Pero en esta ocasión no habrá dudas, el día 8 de septiembre, pasa a ser una fecha conmemorativa. Y es que, quedará en las crónicas del tiempo, que ese día murió, a los 96 años, la icónica Reina de Inglaterra. A la par, en mi corazón, mi memoria rememorarà a mi amigo Nicolás.
Un paralelismo entre la soberana y mi amigo Nico
Si hacemos un paralelismo entre la señora Isabel Alejandra María Windsor, y mi amigo Nico, encontramos las diferencias abismales de la vida. No hay duda que nacer, según y dónde, convertirá tu existencia en una cosa, o en otra muy distinta. Es una suerte de acontecimientos aleatorios, que muchas veces ya deciden tu vida, incluso, antes de nacer. Donde, por ejemplo, esta señora llegaba para ser Reina, y mi amigo bien lejos de ser un rey.
Elizabeth Alexandra Mary Windsor, más conocida por Isabel II
Ascendió al trono del Reino Unido, 26 abriles después de llegar a este mundo, en 1952. A esa edad, a mi amigo le faltaban trece años para nacer, pero es posible que sus padres ya estuvieran formalizando su noviazgo. Las cosas no eran fáciles en aquella época, aunque en realidad nunca lo son. Pero para Lilibet, que ya era reina, el mundo estaba a sus pies. Mientras, para la mayoría absoluta de la gente, la realidad era otra muy distinta.
No voy a decir que ser reina no tenga sus más y sus menos, supongo que cada situación en esta vida los tiene. Pero es obvio que desde esa atalaya las cosas se ven de otra manera, hay muchos asuntos mundanos por los que no te debes preocupar. No dejo de entender que otras cuestiones de rango reinado, causarán desazón en esos mundos. La vida es capaz de adecuarse a todos los niveles, aportando a cada uno su especial problemática.
La vida de un simple plebeyo
Nico no fue en especial afortunado, no solo no fue rey, casi no sabía contar, y ni hablamos de leer. Mientras, Elizabeth Alexandra Mary, cursó estudios y se preparó en varios campos del conocimiento. Tomó clases de protocolo, una educación exquisita. Eso sí, en lo más básico, en la relación social, en el trato simple entre dos seres humanos, mi amigo hubiese estado a la altura, lo mismo con una reina que con una persona plebeya.
Yo no conocí en persona a la señora Isabel II, pero no pongo en duda que fuera buena gente. Dicen que era una mujer práctica y en grado optimista, eso sí, una mujer de carácter. Pero en el fondo, era un ser humano como yo o como tú, como mi amigo Nico. Supongo que se adaptó a su circunstancia de vida, como hace todo el mundo.
Nico se hizo a su coyuntura de existencia como pudo, supongo que hubo malos y buenos tiempos en su vida. Tuvo un padre y una madre, que lo quisieron y cuidaron, hasta un hermano, que aunque no fue lo mejor, trajo a su pareja a la familia que siempre dió el todo por todos.
Amigo de sus amigos
No le faltaron buenos amigos que lo quisieran, pero la soledad de una casa vacía le llenó el alma de tristeza. Ya le hubiera gustado a Nico casarse tal que hiciera Isabel, y como ella tener hasta cuatro hijos, pero nunca se dio. Su vida se vio condicionada por algunos factores circunstanciales de nacimiento, ya saben, lo que toca. Fue una buena persona, un buen amigo y hasta donde mi conocimiento alcanza, un ser humano de bien.
Isabel II reinó hasta el final, mi amigo claudicó
Sé que Isabel II no claudicó, ni como reina, ni como nada, ella estuvo ahí hasta el final dándolo todo. Eso, sí cabe, la distingue de mi amigo, pues él tiró la toalla, se rindió a la soledad, al cansancio de una vida incompleta. Pero no me atrevo a juzgar su decisión, porque no estando en su pellejo, opinar es de ignorante.
La señora Isabel vivió como una reina y como tal partió, tres días de luto en sus dominios, que no eran pocos. Mi amigo vivió como un plebeyo, no era rey, marchó con la pena de no encontrar otra salida, y con la gloria de haber sido un buen hombre. Se fue ella y se fue él, los dos partieron de este mundo de vivos, quizá en el otro, si hay otro, entre ambos no haya niveles, y en un remanso de paz conversen como dos iguales.